Dicen que si olvidas quien has sido, te convertirás en quien quieres ser. Yo creo que cuando olvidas quien has sido, olvidas también como has llegado hasta aquí.
No trato de ser alguien distinta a quien era, simplemente estoy encontrándome a mi misma. Simplemente, intento aprender de la vida sin caerme demasiadas veces, aunque paso la mayor parte del tiempo de rodillas.
No vine con un molde, aunque todos crean que sí. Si yo no sé quien soy, ¿cómo lo sabes tú?
No vine para ser perfecta, ni para ser siempre igual. He cambiado, sí. Y no soy ni mejor ni peor que antes. Trato de seguir con vida en esta lucha continua, en la que no dejan de apuñalarme.
Puedes volver y decirme que esta no soy yo, que ya no soy esa niña que iba contigo. Sé más de lo que aparento, callo más de lo que digo.
Dicen que he cambiado, que ya no reconocen en quien me he convertido, o que no dejo de sorprender porque nunca me llegan a conocer. Solo son muros que he construido para que nadie me conozca realmente, para que nadie sepa si lloro o sonrío de verdad. Solo son las heridas que todos me han hecho, las cicatrices que quedan de todas las críticas, de los insultos, de aquellas cartas.
¿Yo? Yo no es un término fijo, es una palabra cambiante. Es como el infinito, crees saberlo todo hasta que descubres que queda algo más.
No me intento definir, no quiero ser algo que me defina. No quiero ser friki o hipster o cualquier otra estupidez. Quiero ser simplemente yo, a mi manera, y sinceramente ya poco importa que no te guste de esa manera. Porque llevo toda la vida fingiendo ser quien quieres, y he sido igualmente rechazada.
Escrito por Carpe diem del blog: